lunes, 1 de julio de 2013

Actividades que estimulan la capacidad de pensar

. Vidal Lucena. Del capítulo 2, libro en prensa)
Las capacidades cognitivas son la base del pensamiento humano, hablar de desarrollo cognitivo en Estimulación Temprana es establecer los puntos clave de las distintas etapas por las que evoluciona el entendimiento o cognición para así poder elegir aquellos programas, actividades o ejercicios que pueden favorecer la capacidad de razonar, resolver problemas lógicos mentalmente y no sólo en la práctica. El pensamiento es realmente un proceso mental y una actividad teórica sobre la base de las percepciones.
Es realmente una actividad productiva que nos lleva a establecer conclusiones sobre lo que observamos. El enfoque materialista sobre cómo surge el pensamiento o la capacidad de conocer nos decía que nada hay en la inteligencia que antes no haya pasado por lo sensorial, el pensamiento queda entonces reducido a una serie de imágenes asociadas, desde este enfoque filosófico el pensamiento no es un proceso específico, y se puede reducir a una serie de procesos sensoriales. Realmente cuando revisamos los programas de estimulación temprana clásicos nos preguntamos si inconscientemente no han traspasado esta visión histórica del pensamiento humano, ya que nos encontramos con muchas actividades que relacionan imágenes para estimular la inteligencia: ordenar por semejanzas, separar por diferencias, memorizar números y direcciones personales, contar hasta diez y luego hasta veinte, asociar elementos con sus homogéneos o derivados: la leche con la vaca, el pollito con la gallina y así sucesivamente nos encontramos que la mayoría de programas y programaciones en intervención temprana no estimulan la capacidad de discernir, de pensar, de llegar a conclusiones por uno mismo sino que estimulan la capacidad de aprender actos lógicos , objetos abstractos linguísticos o memoria repetitiva. Muchas veces nos preguntamos si realmente no están más que estimulando la capacidad de almacenar información necesaria para la vida cotidiana, conocimientos indudablemente prácticos, necesarios e indispensables pero dejando de estimular la capacidad de pensar. Por lo menos en la mayoría de los programas revisados, los clásicos , los más conocidos, los más utilizados en intervención se basan preferentemente en actividades que estimulan el conocimiento, no la capacidad cognoscitiva o de pensar.
Esta breve introducción que acabamos de realizar es para señalar que en este capítulo expondremos los ítems o momentos evolutivos importantes dentro del desarrollo cognitivo y propondremos actividades que estimulan el pensamiento o la capacidad de pensar. A modo de ejemplo:
Razonamiento lógico
Existen bastantes actividades en los programas y materiales de estimulación que trabajan el razonamiento lógico, son las típicas fichas de ordenar secuencias en función de un orden determinado, dicho de otra manera, una acción determinada antecede a otra por los efectos o causas que aparecen ellas. Por ejemplo, un niño coge un vaso lleno de leche y se lo bebe; sólo podemos ordenarlo de una manera: vaso lleno y después vaso vacío (el mismo vaso de antes, no otro claro). Estas actividades son para favorecer las relaciones que existen entre los elementos sus causas y consecuencias, o un orden lógico que es el que enlaza las secuencias o actividades, ayuda a un pensamiento ordenado y a enlazar hechos de forma consecuente, con lógica entre ellos, por lo tanto a razonar entre aspectos de elementos en principio separados pero que pueden unirse y de hecho están unidos por algo, ese algo es lo que el niño debe descubrir. Una semilla, crece y finalmente la planta, por ejemplo. Todas las fichas de razonamiento lógico que existen en el mercado nos sirven. Aquí vamos a proponer acciones cotidianas que los niños suelen vivir para ayudarles a enlazar hechos o situaciones. Para realizar este tipo de actividades es suficiente con pensar en algo que creemos o sabemos el niño hace o ha visto hacer y secuenciarlo en pasos. Por ejemplo: qué haces para comer un plátano?
Lo compro, o lo cojo del frutero, lo pelo y lo como. La pregunta pues es muy sencilla y es la técnica que utilizamos para trabajar las secuencias lógicas y además les ayuda indirectamente a establecer un juego simbólico complejo. Se puede iniciar desde los dos años o tres cronológicos, depende de los niños. Cuanto más pequeño menos secuencias lógicas. Tiene que haber siempre un mínimo de dos, a medida que crecen mentalmente pues añadimos acciones o secuencias lógicas. Si se tienen dibujos se puede trabajar con los dibujos, especialmente en aquellos niños que tienen dificultades de expresión verbal, entonces simplemente se las hacemos ordenar.
- qué haces para beber leche: cojo un vaso y bebo ( o agua, o naranja… vamos cambiando) - qué hace para que el vaso vuelva a estar limpio: fregarlo (o su mamá o papá) - repetimos y así ampliamos la acción: qué haces para beber leche?: cojo un vaso, bebo, lo limpio Este es un ejemplo pero lo podemos hacer con muchísimas situaciones cotidianas, pensamos una, la secuenciamos en pasos y según la dificultad que presenta el niño, la hacemos de dos acciones o más. Otro ejemplo: - qué haces para ir a la cama: ponerme el pijama y dormir - qué haces para ponerte el pijama: quitarme la ropa y ponérmelo - qué haces para ir a la cama? Quitarme la ropa, ponerme el pijama y dormir
son ejemplos muy sencillos que nos permiten realizar muchas actividades de razonamiento lógico que además indirectamente nos ayudarán a ordenar el discurso hablado.
Teoría de la mente
Hemos comentado anteriormente que no existen por el momento investigaciones o estudios que nos digan qué tipo de actividades o ejercicios pueden estimular la capacidad cognitiva que se conoce con el nombre de teoría de la mente, capacidad para leer la mente de los otros. Pero de las investigaciones leídas deducimos algunas actividades que creemos pueden ayudar a pensar lo que puede saber el otro sobre en una situación determinada y son las que nosotros trabajamos. Ponemos aquí algunos ejemplos.
- Una caja de cerillas de cocina llena de piedras. Se la enseñamos al niño y le decimos oigo ruido está llena. Voy a verlo. La abrimos y miramos nosotros sin dejarle ver lo que hay. A continuación le decimos. Esto es una caja de cerillas, sabes lo que hay dentro. La mayoría dicen: cerillas. Puede que sean cerillas o que sea otra cosa. Quién puede saberlo? Curiosamente a los menores de cuatro años les cuesta mucho contestar. Algunos niños de cuatro años dicen: tú. Y al preguntarles y tú. Si, vuelven a contestar cerillas. Pues sólo puedo saberlo yo, que es quien lo ha visto. Poco a poco con este tipo de actividad van contestando adecuadamente. Este tipo de actividad también la realizamos con muñecos. Entonces lo que hacemos es mirar nosotros y hacer ver que el muñeco mira con nosotros. Y poco a poco y cerca de los cinco años van contestando adecuadamente: lo sabes tú y el muñeco.

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