lunes, 1 de julio de 2013

Neptuno último planeta solar


 Características
                    Neptuno es el octavo planeta del sistema solar. Forma parte de los denominados planetas exteriores o gaseosos. Su nombre provine del dios romano Neptuno.
            Tras el descubrimiento de Urano, se observó que las órbitas de Urano, Saturno y Júpiter no se comportaban tal como predecían las leyes de Kepler y de Newton. Adams y Le Verrier, de forma independiente, calcularon la posición de otro planeta, Neptuno, que encontró Galle, el 23 de septiembre de 1846, a menos de un grado de la posición calculada por Adams y Le Verrier. Más tarde, se advirtió que Galileo ya había observado Neptuno en 1611, pero lo había tomado por una estrella.
            Al orbitar tan lejos del sol, Neptuno recibe muy poco calor. Su temperatura en la 'superficie' es de -218ºCelsius (bajo cero). Sin embargo, el planeta parece tener una fuente interna de calor. Se piensa que puede ser un remanente del calor generado por la concreción de materia durante la creación del planeta, que ahora irradia calor lentamente hacia el espacio. La velocidad del viento en la atmósfera de Neptuno, de hasta 2.000 km/h, es la mayor del sistema solar y se cree que se alimentan del flujo de calor interno.
Neptuno
8º y último planeta del Sistema Solar


            La estructura interna se parece a la de Urano: un núcleo rocoso cubierto por una costra helada, oculto bajo una atmósfera gruesa y espesa. Los dos tercios interiores de Neptuno se componen de una mezcla de roca fundida, agua, amoníaco líquido y metano. El tercio exterior es una mezcla de gas caliente compuesto de hidrógeno, helio, agua y metano. Al igual que Urano y a diferencia de Júpiter y de Saturno, la composición de la estructura interna de Neptuno se cree que está formada por capas distintas. Como Urano, el campo magnético de Neptuno está fuertemente inclinado en relación con su eje de giro, a 47° y desplazado al menos 0,55 radios (unos 13.500 kilómetros) del centro físico del planeta. Comparando los campos magnéticos de ambos planetas, los científicos han llegado a la conclusión de que esa extrema orientación podría ser característica de los flujos en el interior del planeta y no el resultado de la inclinación del eje de Urano

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